miércoles, 16 de octubre de 2013

SER DOCENTES...

Más que meros instrumentadores de programas, los docentes son profesionales reflexivos, como ya han apuntado diversos autores. La docencia enfrenta la paradoja de que sus resultados se ubican en la esfera de otro sujeto, es decir, un buen docente se identifica a partir de los aprendizajes de sus alumnos, pero son ellos, y sólo ellos, los que aprenden. No se puede aprender por otros: nos educamos juntos  mediados por el mundo compartido, pero nadie educa a nadie como decía Freire. En este sentido, la docencia estará caracterizada por crear el ambiente, ese mundo, de significados compartidos; escenarios en los que se apoye, facilite y medie la construcción de quien aprende, siempre entendiendo el aprendizaje como una resignificación social. Y he aquí el componente artístico de la docencia: es un poco de técnica pero mucho de inspiración para recrear esos mundos posibles a los que se refería Jerome Bruner, en contextos específicos casi siempre matizados por la incertidumbre. “En el arte las ideas son comprobadas en la forma por la práctica. La exploración y la interpretación conducen a una revisión y a una acomodación de ideas y de práctica. La buena enseñanza, no es un mecanismo que funciona rutinariamente o de una gestión regida por la manera costumbre. Parte de estos elementos son los que hacen de la docencia una profesión tan fascinante como compleja, que trasciende el mero hecho de dar clases, para crear, junto con otros, todo un ecosistema de relaciones pedagógicas y humanas que, en algún momento, buscan transformar nuestro mundo en un mejor lugar para los descendientes de nuestros hijos. Ya se hablo de la labor docente y su trabajo; el aprendizaje independiente fomenta el estudiante auto-didacta, crítico y reflexivo, preocupado por su entorno y sus comunidades.


Las competencias docentes; un modelo que obliga a cuestionarse alrededor  de la pertinencia de los procesos educativos. Invita a la educación a repensar al sujeto de aprendizaje como un agente transformador de la realidad, convoca al cuerpo docente a una reflexión y los llama a adaptarse a sus estudiantes, a sus procesos intelectivos, a sus preconceptos derivados de la experiencia y a sus aptitudes y no pretender aun cuando pareciera sencillo, que los estudiantes se adapten a sus docentes, pues finalmente son ellos los facilitadores.

El programa de formación y actualización docente en la educación media superior, se deben desarrollar: competencias genéricas y sus respectivos atributos. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario